Te hablo de mi.

Me llamo Martín Ceballos y empecé a fotografiar con nueve años de edad. Con catorce publiqué por primera vez en una revista.

Mi carrera profesional empieza a los 20 años.

He hecho casi de todo en el oficio de fotógrafo y me siento satisfecho por lo que he conseguido.

He podido ayudar a mis clientes a conseguir lo que buscaban y por eso me siento orgulloso.

Me retiré de la fotografía comercial cuando terminó la pandemia en busca de la ilusión que el día a día le había quitado a mi quehacer profesional.

Estudio música y he fundado una pequeña empresa que nada tiene que ver con la fotografía.

Pero hay oficios que se hacen por amor y ese es el caso mío con la fotografía. Así que realmente nunca dejé de tomar fotos para mi, por el puro placer de fotografiar. La cámara profesional se quedó en el estudio y hacer fotos con el móvil es un reto delicioso.

Ahora que he llenado mi vida de retos nuevos, mi antigüa amiga me vuelve a llamar y acudo a ella con la misma ilusión del adolescente que cogía la cámara de su madre para fotografiar cosas raras y que nadie entendía qué tenían de fotografiable.

Ahora que puedo elegir fotografiar sólo lo que me gusta, me quedo con las bodas. Cómo no! Trabajar en un ambiente festivo, lleno de gente güapa y alegre en lugares hermosos. Qué puede haber mejor!

Cómo fotografío.

Entiendo la fotografía de bodas desde la discreción al fotografiar. No me gusta pedir a las parejas que hagan cosas para mi porque cuando vean esas fotos siempre recordarán a un fotógrafo dándoles indicaciones. Tendrán fotografías espectaculares dignas de exponer en cualquier web para lucimiento de su autor, pero vacías.

No, yo quiero que mis clientes se emocionen, que lloren porque recuerdan lo que estaba pasando y lo que sentían en el momento en que hice cada foto! Que esas fotos sean suyas y yo el intermediario con sus recuerdos.

Por eso no paro de hacer fotos durante una boda. Porque comprendo la trascendencia del momento y todo es memorable. Por eso también hago los retratos oficiales de los novios con sus familia y amigos si me lo piden.

Mi enfoque es sobrio y divertido. Soy hábil y de reflejos rápidos para los detalles. Mis clientes me confían algo delicadísimo y por eso me aseguro de que entiendan lo que hago y que me den la libertad de trabajar sin estar pendientes de mi para que puedan disfrutar de su día junto a sus seres queridos.

Martín.